Saludos aventureros, hoy les hablaremos de una cinta muy particular con la que nos hemos topado en estos tiempos de aislamiento, EL HOYO del director Galder Gaztelu-Urrutia es una historia incomoda e igualmente relevante que ha atrapado a millones de usuarios en Netflix y abre la conversación en muchos temas respecto a la psiquis humana. A continuación les contamos nuestra experiencia con ella.
Sinopsis: En el futuro, los prisioneros se alojan en celdas verticales, observando cómo los presos de las celdas superiores son alimentados mientras los de abajo mueren de hambre. Una jungla de supervivencia donde solo hay tres tipos de personas: los que están arriba, los que están abajo y los que deciden saltar, incapaces de soportar esa agonía por más tiempo.
Goreng (Ivan Massagué) un hombre culto que aceptó pasar seis meses adentro de la prisión se enfrenta a los horrores que allí acontecen y ve como poco a poco su civilidad es reemplazada por sus instintos más básicos, eso mientras intenta encontrar un sentido al sistema que domina el reclusorio.
Opinión: "El hoyo" es un recorrido grotesco a nuestro instinto de supervivencia, una autoreflexión en la que el hambre se vuelve el motor de control para evitar cualquier tipo de solidaridad entre semejantes. Es una alegoría hecha película, un discurso temerario que critica la distribución de los recursos entre las personas a través de un desolador panorama de desesperanza en el que solo pensamos en la satisfacción personal.
El director Gaztelu-Urrutia se vale de una estética simple y una cinematografía intima para contar en extensas y brillantes escenas una historia de escape con personajes como el viejo Trimagasi (Zorion Eguileor) que aceptan ser dominados por sus instintos; o como Imoguiri (Antonia San Juan) que intentan librar sus culpas con dosis de civismo; o Goreng que toma conciencia de su papel y se convierte en la voz de una "revolución" que cobra mayor relevancia con la presencia de la salvaje y enigmática Miharu (Alexandra Masangkay), que busca en aquel abismo algo más que comida.
Esta mezcla de géneros, donde la sátira, el humor negro, la violencia y la brutalidad están presentes dan como resultado una película compleja de ver y soportar, que avanza a ritmo pausado como una atípica distopía que escudriña en la estructura de la civilización donde nadie es tan bueno o demasiado malo, solo impredecible, y en donde vemos reflejado nuestro papel en la sociedad de consumo y la condición de encierro que producen los prejuicios y falta de empatía.
Lo realmente insatisfactorio para nosotros fue su final, extrañamente esperanzador pero difícilmente coherente con el resto del relato que presenta vacíos, una falta de explicaciones y desarrollo del mundo que rodea la prisión. Sin embargo, la genialidad de "El Hoyo" como pieza de culto está en la verosimilitud que logra su terrorífica propuesta visual y la crudeza de las actuaciones, así como la representación de todos los aspectos despreciables de una infame sociedad depredadora, no debe ser encajada y puede ser apreciada como una bizarra interpretación del capitalismo.
Nuestra calificación final es un 8/10
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