El pasado 25 de diciembre llegó a las salas de cine EL REGRESO DE MARY POPPINS la secuela del clásico familiar de Disney estrenada en 1964. El director Rob Marshall reconocido por dirigir musicales como CHICAGO o EN EL BOSQUE toma las riendas de este ambiciosos proyecto que tiene como protagonista a la talentosa Emily Blunt en el papel estelar de Mary Poppins, personaje que la ganadora del Oscar Julie Andrews hizo popular hace ya 53 años.
En esta nueva aventura han pasado 30 años desde que Mary Poppins cuidó a los niños Banks, ahora Michael y Jane son dos adultos y por tanto enfrentan los dilemas y responsabilidades en un mundo que se niega a creer en la imaginación. Es en este panorama de crisis cuando la niñera Mary Poppins regresa para ayudar a la nueva generación de la familia Banks a recuperar la alegría y el asombro que falta en sus vidas.
Lo primero a comentar de esta esperada secuela es por supuesto la música de Marc Shaiman y canciones de Shaiman y Scott Wittman (Hairspray), dicho equipo logra conservar la magia de la historia original con letras divertidas y música animada que recuerdan mucho a los espectáculos de Broadway. A lo anterior se le añade el espectacular trabajo de diseño de producción en escenarios y elementos en escena que conforman una producción visualmente impactante.
También es de destacar el trabajo de Sandy Powell, la directora de vestuario quien con su trabajo para recrear los trajes de época da una identidad única y vistosa a cada pieza que usan los personajes.
En general es una película que a los ojos y al oído resulta impresionante dando rienda suelta al entretenimiento, destacando no solo en el aspecto técnico sino también en el trabajo actoral pues Emily Blunt como Mary Poppins, Meryl Streep como la Prima Topsy, Lin-Manuel Miranda como el farolero Jack y el resto del casting ofrecen actuaciones divertidas y entrañables, cada uno le da un sello personal a sus personajes y convencen en sus papeles, excepto Colin Firth quien no parece del todo cómodo en el film.
Sin embargo tiene varios detalles que no la dejan brillar tanto, este musical de fantasía tambalea en su historia y en la formula que la sostiene. Aquí se nos plantea cómo los adultos pierden su alma de niño y por ello olvidan ser felices y es esa situación la que obliga el regreso de la niñera, pero eso no parece un argumento muy solido ni lo suficiente novedoso para sostener un guión plagado de subtramas como es el caso de la relación entre Jane y el farolero, la relación entre los tres hermanos Banks, la relación de Jack con Mary Poppins, Michael con su jefe del banco, etc. todas suceden al mismo tiempo y su capacidad para refundir el mensaje original se nota en la inflada dosis de números musicales, su falta de claridad y decisiones "facilistas" para resolver todos los conflictos que se plantean.
Dicha confusión sumada a una similar formula de desarrollo con CHRISTOPHER ROBIN (2018) de Marc Foster no logran que la película se sienta solida, sino que palidece ante su antecesora y se aleja de los preceptos que deberían darle su identidad en el cine, pues como mencionamos antes, parece más un musical teatral que un producto para la gran pantalla.
Con esto no queremos decir que la película no vale la pena, de hecho es lo contrario, si bien esta nueva aventura de Mary Poppins por momentos deja relegada a la niñera cual adorno de sombrero, en momentos la recupera al igual que sus ideales y ofrece al espectador una sencilla e inflada aventura familiar, algo que no dista mucho de lo que era la primera. Más allá de cuan parecida puede ser a la original o de otras similares destacamos el gran trabajo por revivir la magia de la historia que a pesar de los defectos Rob Marshall logra mantener intacta.
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