Freddie Mercury fue uno de los intérpretes más famosos, exitosos y talentosos de la historia, como vocalista de la legendaria agrupación Queen dio grandes hits al rock de los años 80´s y junto a sus compañeros Brian May, John Deacon y Roger Taylor se convirtieron en iconos de las nuevas generaciones.
Este año tras todo un largo proceso de producción llegó a los cines BOHEMIAN RHAPSODY el drama biográfico que narra los hechos más relevantes de la alocada trayectoria de los miembros de Queen. La dirección a cargo de Byan Singer (X-men) y Dexter Fletcher (tras el despido del primero) conformó una película con tonos y ritmos discordantes que a pesar de sus defectos ha gustado a los fans.
El encanto de la película, más allá de la fabulosa música de Queen que la acompaña, es la capacidad para mostrar el lazo que une a los cuatro protagonistas, su amor por el arte de componer y su concepción de la amistad; algo que si bien puede ser propio de la visión de sus creadores le da mayor carga emocional y nos permite simpatizar con algo más que la vida desenfrenada de un músico.
El respeto y la solemnidad con la que carga el film también es uno de sus mayores aciertos pues más allá de mostrarnos los padecimientos de Freddie y el cómo se deterioró su relación con los demás miembros de la agrupación, el nudo de la historia es resaltar la capacidad inventiva de Mercury y la lucha que tuvo con aquellos que por su apariencia diferente querían hacerlo a un lado (aun teniendo el talento).
Rami Malek que da vida a Freddie Mercury nos ofrece una de sus actuaciones más expresivas y si bien no es una copia exacta del ídolo sí que nos dio una versión alegre y optimista (que a pesar del cruel destino de su personaje) logra cautivar en cada segundo en la pantalla. El resto del cast dejan que Malek se luzca y ofrecen versiones muy dignas de sus alteregos reales destacando especialmente la actuación de Lucy Boynton como Mary Austin y Allen Leech como Paul Prenter dos personajes que representan lo bueno y lo malo en la vida del cantante.
Por el lado de la producción y sus detalles podemos destacar el vestuario, que varía con éxito según la época; la fotografía de Newton Thomas Sigel que juega con los colores de la película pasando de lo vibrante y neón a lo pálido y solemne, así como con encuadres dinámicos que mantienen las escenas en movimiento y con muchos detalles por ver. No podemos olvidar destacar el trabajo en el sonido, que no solo incluye música en vivo sino todo un trabajo en las voces y las técnicas de composición mostradas, que en una sala de cine apropiada ofrecen una experiencia más que inmersiva.
Si hablamos de los detalles que han sido objeto de debate podemos hablar del guion de Anthony McCarten (antiguo manager de la banda) que se tomó muchas libertades en los hechos históricos, lo cual si bien da una historia más compacta si deja varios vacíos en los que los fans querían profundizar. Otro de los aspectos de mayor controversia ha sido su tono más "familiar" y es que tratándose de un drama sobre una estrella del rock muchos esperaban un bio-pic desenfrenado, subversivo y sugerente tal como muchos imaginan que fue el apogeo de Queen en el mundo; en cambio tenemos una versión mucho más light de los hechos, una película en la que todo parece ser demasiado bello, demasiado acomodado y demasiado "brilloso". Por lo cual sus momentos más dramáticos deben competir con el acaparador desparpajo del maquillaje y el humor insinuante.
BOHEMIAN RHAPSODY más allá de su arrollador éxito comercial (833 millones de dólares actualmente) y su capacidad para generar controversia (justo como Freddie lo hubiese deseado) es un musical relevante, no solo por narrar episodios de la vida de grandes estrellas, sino, por arriesgarse a visualizar las consecuencias de la fama como lo son: la soledad, los prejuicios y la persecución mediática algo que acoso a Mercury hasta sus últimos días.
Se trata de una película que llega en un momento crucial, en el que el mundo del espectáculo ya no es tan idílico como antes y en el que entender personajes tan cruciales y trascendentales en el escenario resulta vital para ver qué se ha hecho mal en la sociedad, así como para visualizar el poder del arte como transformador de las masas, pues la música de Queen más allá de ser arriesgada y novedosa fue un himno de libertad para los oprimidos.
En resumen, más allá de sus defectos (propios de las decisiones ejecutivas de los estudios) la historia de Freddie Mercury, Brian May, John Deacon y Roger Taylor es una producción refrescante, que todo fan de Queen sabrá apreciar en su función de tributo y de seguro trascenderá en el tiempo como película tal cual como las vidas que la inspiraron.
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