Esta es la historia de un visionario, M. Night Shyamalan era al principio de los años 2000 uno de los directores más apetecidos y respetados de la industria. Sus trabajos en El Sexto Sentido y El Protegido, junto a su protagonista por excelencia Bruce Willis, le dieron el título de 'maestro' cinematográfico por su habilidad para contar historias y dejarnos atónitos con personajes inolvidables. Años después de haber sido relegado por malas decisiones en su trayectoria, el cineasta hindú tiene en sus manos el proyecto más grande y atrevido desde su impactante filme Fragmentado, les hablamos de GLASS, un thriller de superhéroes que cierra la inesperada trilogía comenzada hace 18 años.
La trama de la película nos plantea lo que ha pasado con David Dunn (Bruce Willis), un hombre común que tras sobrevivir a un accidente de tren adquiere fuerza sobrehumana. Así como con Kevin Wendell Crumb (James McAvoy) un inestable hombre que sufre de trastorno de identidad disociativo por lo cual posee 23 personalidades dentro de su mente. Finalmente, tenemos a Elijah Price (Samuel L. Jackson) un inteligente criminal que padece osteogénesis imperfecta un trastorno que genera debilidad osea y por tanto una alta fragilidad. Estos tres personajes entendidos como superhumanos se ven enfrentados al inquietante planteamiento de la Psiquiatra Ellie Staple (Sarah Paulson), de que sufren de delirios de grandeza y que sus habilidades podrían no ser tan grandiosas.
Lo primero a destacar de este filme es su éxito al funcionar como secuela de dos películas y cerrar el círculo de algo que muchos hubiesen encontrado difícil embonar. GLASS se siente acorde en tono y contexto trayendo a los personajes más importantes de El Protegido y de Fragmentado y poniéndolos a interactuar entre sí. De ese modo también regresa Anya Taylor-Joy como Casey Cooke, Spencer Treat Clark como Joseph Dunn y Charlayne Woodard como la Sra. Price siendo los tres un buen complemento y sirviendo de contraparte de realidad ante el encuentro épico y fantástico de los protagonistas.
La película es técnicamente magistral ofreciendo el mejor estilo del director y jugando con los encuadres y la psicología del color. Todo parece pensado y diseñado para ofrecer una experiencia que no solo presenta un crossover entre personajes, sino que abarca complejos mensajes sobre la psiquis humana a través de la cámara. Es de destacar la música de West Dylan Thordson que le imprime una solemne y poderosa personalidad sonora a cada escena.
Este es un encuentro de superhumanos que no se basa en destrucción masiva sino en acercarnos a lo extraordinario desde la versión más intima y practica, por ello en GLASS priman los diálogos y el choque de los personajes antes que la acción, por lo cual puede ser poco digerible para los amantes de los superhéroes modernos. Shyamalan tiene un profundo amor por los comics, la lucha entre héroes y villanos y su lugar en el mundo, su fascinación y su pasión es visible en este homenaje que se toma su tiempo en arrancar pero que igualmente resulta explosivo en su clímax y revelador en su cierre.
Es una película que está lejos de ser perfecta, pues tiene varios problemas en su guión que descuida a varios personajes con cortes rápidos y un afán por mostrar el versus; pierde tiempo en lo visualmente artístico en vez de crear una trama más compleja y en la que todo suceda con naturalidad. Muchas de las llamadas "sorpresas o giros de trama" los vemos venir mucho antes de que sucedan y por tanto pierden impacto, acumulando un suspenso que estalla en una revelación que bien podría dejarnos intrigados por ver más de este universo o insatisfechos por lo rebuscado de su premisa.
En resumen, GLASS es una película técnicamente competente, capaz de darle un giro al género de superhéroes y de darle nuevos aires a personajes complejos. Sin embargo, es un experimento, un híbrido que no llega a alcanzar la grandeza que esperábamos y se queda en el camino, siendo el eslabón más débil de una trilogía que a nivel cinematográfico tiene mucho por analizar.
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