VINCENT VAN GOGH ha sido uno de los personajes más intrigantes del mundo del arte. Su vida como artista en la segunda mitad del siglo XIX fue polémica e igualmente trágica. En este 2019 el director neoyorkino Julian Schnabel presentó Van Gogh: en la puerta de la eternidad un drama biográfico sobre el pintor neerlandés que se sale del estándar y que desde la visión de un pintor y director de cine construye un mensaje sobre el ser un artista. Desde el 07 de marzo en salas de cine del país.
La película nos ubica en el periodo en el que Van Gogh (Willem Dafoe) vivió en Francia en intentaba ganarse un lugar en el círculo de artistas de la época. Su sensibilidad y dificultades lo hacían un artista complicado y ante el rechazo de la sociedad decide mudarse al campo y trabajar en plasmar la naturaleza. Su hermano Theo (Rupert Friend) lo socorre económica y animicamente, mientras Vincent se cruza con Paul Gauguin (Oscar Isaac) otro gran artista que se convierte en su confidente y en el único que parece entender su visión.
La necesidad de crear de Van Gogh y su decepción por lo humano es uno de los puntos más fuertes del filme, que a través de la cinematografía de Benoît Delhomme logra transmitir la lluvia de emociones y recuerdos nefastos que lo perturbaban. Así mismo logra ofrecer una experiencia sensorial por medio de movimientos de cámara y el uso excesivo de luz una estrategia visual que nos transporta a los ojos del artista y su periodo más melancólico.
A lo anterior se le suma la increíble actuación de Willem Dafoe que encarna a la perfección la difícil personalidad de Vincent y muestra capa por capa su complejidad como persona y como pintor. Su capacidad histriónica y su presencia en escena permite que hasta la más sencilla toma de él pintando o sus periodos reflexivos frente al horizonte logren una poderosa carga en el espectador.
El filme tiene un desarrollo lento y por momentos puede parecer estancado, pero, todo va en función de ir plasmando la transición del personaje de ser un incomprendido a caer en la locura ante la soledad y la paranoia. El director triunfa en trabajar y mezclar lo histórico y la fantasía, por lo que cada dialogo y encuadre es una obra en construcción.
Los secundarios Oscar Isaac, Mads Mikkelsen y Rupert Friend también logran crear personajes interesantes, llenos de matices y cargados de significado pues cada uno representa aspectos que Vincent odia y gusta de si mismo. En resumen un triunfo del guión y un trabajo actoral de primera.
EN LA PUERTA DE LA ETERNIDAD se suma a los variados documentales, filmes animados y películas que en diferentes épocas y estilos han plasmado la trágica vida del pintor impresionista; sin embargo, se destaca por ser imaginada para que el espectador sienta la misma presión psicológica del protagonista y aún así maravillarnos con su reflexión sobre el elitismo del arte, la mirada del ser humano frente a la naturaleza y la pasión de Van Gogh en compartir al mundo su espiritu, su visión y su definición de lo inmortal.
Calificación: 8.5/10
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