Llegó este diciembre la esperada película en solitario de AQUAMAN. Después de conocer a la versión ruda y desparpajada del personaje en LIGA DE LA JUSTICIA llega la oportunidad del actor Jason Momoa de desplegar su carisma en una aventura excéntrica llena de acción e impresionantes efectos.
James Wan (reconocido por dirigir El Conjuro y Rápidos y Furiosos 7 más recientemente) toma las riendas en este ambiciosos proyecto cinematográfico, que implicó para DC la titanica tarea de recrear un rico y diverso universo acuático en el que no solo existe Atlantis, sino que hay otros seis reinos llenos de secretos y elementos vitales para el desarrollo de la trama.
La historia de la película es el origen de Arthur Curry, un mestizo de hombre y atlanteano que resultó del amor entre la reina Atlanna (Nicole Kidman) y un noble pescador llamado Thomas (Temuera Morrison). Luego de una conmovedora presentación de los padres y de un joven Aquaman saltamos a la actualidad, en donde el ahora superhéroe irrumpe en un ataque pirata y toma una decisión que más adelante lo pondrá en apuros.
Mientras tanto debe entrar en conflicto con su medio hermano Orm (Patrick Wilson) el nuevo rey de la Atlantida y un guerrero implacable que desea gobernar los mares y la Tierra, por lo que está reuniendo una formidable fuerza militar; será deber de Arthur y la Princesa Mera (Amber Heard) luchar contra la maldad creciente en los reinos atlanteanos.
Si algo debemos destacar de esta película es su majestuosidad, Warner no escatimó en gastos para ofrecer una verdadera aventura en la pantalla, que a diferencia de otras entregas del Universo Extendido donde la psiquis de los personajes era el punto central de la narración (cayendo en solemnidades innecesarias), en Aquaman lo más importante es el corazón, la fuerza de su protagonista y el festival de colores que emanan de ella.
Es una cinta que está viva, que no teme al ridículo y que se arriesga a presentar muchos elementos en un metraje inflado (143 minutos) y que aún así les es insuficiente, pues el tono de road trip da paso luego a la aventura épica que no deja perder al espectador y ofrece entretenimiento de primera.
Todos en la película se divierten, juegan con sus personajes y no temen exagerarlos. Los efectos visuales impresionantes sumados a actuaciones respetables permiten que el asunto fluya y aún estando tan saturada creemos ciegamente en todo lo que vemos. Sencillamente no tenemos tiempo de divisar sus defectos en un primer vistazo.
Luego podemos notar que se cierne a una formula ya usada en la magistral Pantera Negra de Marvel y que continúa con el problema de no estar enfocada en un solo asunto, tratando de resumir y adaptar muchos episodios del personaje de Aquaman en un tiempo récord para un mundo tan complejo como el que presenta Wan.
Afortunadamente para el cineasta malayo su capacidad para jugar con los géneros y el respeto por los fans no da pie para errores monstruosos y ofrece un producto convincente y difícilmente olvidable. Detalles como la música de Rupert Gregson-Williams y el vestuario de Kym Barrett también la dejan bien parada a nivel técnico y demuestran que DC y Warner pueden tomarse las cosas con relativa calma para contar una historia emocionante.
¡Han retomado el buen camino que Mujer Maravilla empezó y esperamos que Shazam siga esta buena racha!
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