Hace 20 años la idea de que los superhéroes dominaran la industria del cine parecía una idea ridícula. Los mayores representantes de estos seres eran Batman y Superman y para el año 2000 ninguno estaba en su mejor momento. Sin embargo, un joven visionario llamado Bryan Singer dio vida a la creación de Stan Lee y Jack Kirby trayendo la primera entrega de los X-Men en carne y hueso y empezando una exitosa franquicia de 13 entregas que abrió las puertas al futuro. Por estos días vemos en cines el cierre de ese universo mutante con X-Men: Dark Phoenix.
La historia de la película es una adaptación de la saga "Fenix Oscura" desarrollada por el guionista Chris Claremont y el dibujante John Byrne. Claremont es famoso por dar vida a importantes arcos de los X-Men y popularizarlos en la década de los 80´s. La trama nos ubica en 1975 con una joven Jean Grey sobreviviendo al accidente en el que pierde a sus padres; luego de sobrevivir Charles Xavier la acoge en su Escuela para Niños Dotados y modifica sus recuerdos para evitarle traumas y desarrollar sus poderes.
La acción nos traslada inmediatamente a un 1992 alternativo, en el que los X-Men han ganado algo de aceptación por el público y son llamados para salvar a una tripulación de astronautas de un extraño fenómeno en el espacio. Beast, Mystique, Scott, Storm, Jean Grey y los demás acuden al rescate, pero una colosal fuerza cósmica entra en Jean en medio de la misión y eso preocupa al resto del equipo al regreso, pues la joven psíquica se torna hostil y volátil y sus poderes empiezan a amenazar la armonía del equipo.
La fuerza Fénix empieza a tomar control de Jean mientras seres misteriosos desean controlarla. Un intenso conflicto se desata entre los mutantes y el destino del mundo depende nuevamente de ellos.
Lo primero a decir de esta entrega final es que ofrece un tono muy distinto a las anteriores X-Men. Su atmósfera lúgubre, su oscura fotografía y su apuesta por escenas nocturnas le dan un aspecto sombrío y de seriedad que no da lugar al humor. Por el contrario podemos sentir mucha inquietud y melancolía que embona con el buen ritmo y la impactante música de Hans Zimmer.
Dark Phoenix es más intima en escala que la colosal "Apocalipsis" y muchos dirán que no se siente como un final, pero tiene una identidad única, que de la mano del director Simon Kinberg se ve reflejada en la acción más intensa de la franquicia y el contexto político y social que plantea. Por primera vez en 20 años de películas vemos a los mutantes y humanos mirando hacía un mismo objetivo que es Jean Grey e introduciendo la idea de los extraterrestres dentro de este Universo.
La película es rápida en desarrollo y con una estructura narrativa sencilla que la hace digerible al gran público, lo cual claramente enfurecerá a los fanáticos de hueso duro de los cómics, pero es suficiente para darnos buenas batallas, conflictos morales e interesantes diálogos ingredientes propios de la saga.
Si hablamos de los protagonistas, Sophie Turner como Jean Grey logra dotar al personaje de la complejidad necesaria para dominar la película en cada escena. Su dulzura contrastada con una repentina violencia nos mantiene al borde del asiento esperando cuál será su siguiente movimiento. El resto del cast completa a Turner y se destaca por tener una buena química: James McAvoy, Michael Fassbender y Nicholas Hoult siguen brillando tras años interpretando a sus personajes y le suman un toque de experiencia a los más jóvenes como Tye Sheridan, Alexandra Shipp y Kodi Smith McPhee que tienen excelentes momentos dentro de la acción de la película.
En resumen, tenemos una dirección comprometida y un reparto talentoso, que tras muchos años de historias y personajes memorables debían tener un clímax formidable, lamentablemente este no es el caso.
X-Men: Dark Phoenix pudo ser algo más grande, tenía material de guión, el talento actoral y el nivel de producción para ofrecer algo tan satisfactorio como lo fue "Días del Futuro Pasado". Pero, más allá de buenos actores y un buen show de poder mutante, deja mucho que desear en cuanto a sus pretensiones y su falta de desarrollo a un montón de premisas que debieron enriquecer la trama.
Lamentablemente este "final" se siente apresurado, de producción maltratada e incompleta con ideas ridículas y malas decisiones que evidencian un afán terrible por acabar pronto y de la forma más discreta posible. Esto teniendo en cuenta que: para el punto en que la película llega a los cines Disney tiene la batuta en la distribución y probablemente tuvo mano en las re-grabaciones hechas a la película, que la retrasaron de noviembre de 2018 a junio de 2019.
Lo anterior es visible en giros de historia como suprimir horriblemente la participación de Quicksilver (Evan Peters), limitar al personaje de Raven (Jennifer Lawrence) a ser molesta y morir tontamente, olvidarse de una gran cantidad de personajes y conflictos planteados al inicio (la relación Mutantes-Gobierno) y encausar toda esa atención perdida en los alienígenas genéricos, encabezados por Jessica Chastain, cuyo origen y propósito no queda claro y solo parecen estar como villanos de turno.
Dark Phoenix resulta ser una película arriesgada en unos aspectos y cobarde en otros, plantea conflictos interesantes y presenta a una anti heroína fascinante, pero palidece ante la poca importancia que parece tener en el subgénero. 20th Century Fox pierde nuevamente la oportunidad de adaptar uno de los arcos más queridos de los X-Men dejándonos con una aventura entretenida y funcional, pero tan parca y afanada como Jennifer Lawrence, deseosa de morir y enterrar dos décadas de orgullo mutante.
Nuestra calificación es: 6.5/10
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