En el año 2013 el director James Wan trajo a los cines El Conjuro, la primera de lo que sería una exitosa saga de terror que este año estrena su quinta producción en lo que se ha catalogado como un Universo Cinematográfico. LA MONJA es dirigida por el cineasta Corin Hardy y producida por Wan, cronológicamente se ubica como la primera de la franquicia ya que se desarrolla en 1952 años antes de los hechos de Annabelle y los casos de los esposos Warren.
La trama se desarrolla en Rumanía exactamente en la Abadía de Santa Carta, una región alegada en la que una antigua orden de monjas resguarda un santuario. La tranquilidad de la región se ve perturbada cuando una de las monjas se suicida y el Vaticano decide enviar a una comitiva para investigar el hecho. El padre Burke (Demian Bichir) y la novicia hermana Irene (Taissa Farmiga) llegan al macabro sitio para darse cuenta que la perversa presencia de un demonio ha liberado fuerzas sobrenaturales, con las que deberán lidiar mientras descubren los secretos que guarda la Abadía e intentan salir con vida.
Lo primero a mencionar de esta película es que se diferencia de otras de la franquicia por introducir elementos de fantasía y mezclarlos con el terror, por tanto aquí tenemos nuevas propuestas visuales para inquietar al espectador y es común ver monstruos y criaturas que por momentos nos recuerdan al cine de Tim Burton o de Guillermo del Toro.
El ser maligno que unge de villano es nada menos que Valak el profanador, el demonio que en EL CONJURO 2 causo horror en el caso Enfield. Esta película pretende narrarnos su origen y el porqué de su apariencia de monja; debemos reconocer inicialmente el trabajo de maquillaje y vestuario en la actriz Bonnie Aarons que no solo nos hace creer que Valak es real, sino que lo ha convertido en un personaje icónico del cine de terror en pocos años.
Los puntos fuertes del filme están a nivel técnico pues a medida que la saga de EL CONJURO ha crecido, el presupuesto igual y por tanto las expectativas frente a las nuevas atmósferas que surgen con cada historia. En LA MONJA la atmósfera es esencial pues si bien se hace uso de los screamers típicos del género, también se aboga por hacer de los espacios un protagonista más; la Abadía es aquí un laberinto de secretos y horrores que nos mantiene en vilo y permite añadir nuevas temáticas como es el caso de los cementerios, el bosque, la arquitectura medieval y los simbolismos religiosos.
Sin embargo, aunque se trata de una película bien producida tiene varias fallas, pues a muchos espectadores les ha desagradado el cambio de tono y los sustos suaves; su terror fantasioso no nos permite generar gritos desgarradores y su curioso humor no deja tomarse en serio lo que sucede, pues justo cuando crees que la trama avanza a un punto serio se presenta un momento de obviedad o comedia que derrumba lo que se viene construyendo.
Otro punto que ha generado disgusto es el énfasis que hace esta película en el papel de la Iglesia Católica en la lucha contra estos males profanos, pues los que van a verla en busca de una macabra experiencia se sentirán por momentos en una lección de fe y teología, aunque creemos que este detalle es cuestión de gustos, pues si somos lógicos mientras haya demonios en la pantalla siempre debe haber un cura, un médium o un espiritista que use la imagen de la religión como arma, es un canon difícil de desarraigar.
En resumen, LA MONJA es una interesante propuesta de terror, una película bien actuada, bien ambientada y con un temible antagonista. Mas no cumple con las expectativas puestas en ella, falla en explicar el origen de Valak dando solo pequeñas pistas y le apuesta a una trama ágil carente de sustos realmente efectivos.
Es una opción recomendada si eres seguidor de EL CONJURO pues disfrutaras ver como se liga esta historia con la trama principal. No será una buena opción si deseas ver una espeluznante historia para ir asustándote cada cinco minutos, pues es más ligera que otras del género y probablemente quedaras insatisfecho.
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