Corría el año 2008 cuando llegó a las salas de cine la adaptación del famoso musical MAMMA MIA creado por Catherine Johnson. Esta versión cinematográfica trajó consigo las recordadas canciones del grupo ABBA a la pantalla grande y las acompañó con emocionantes coreografías y un casting de primera, encabezado por la tres veces ganadora del Oscar Meryl Streep. El resultado de esta adaptación fue un exitoso musical que cosecho en taquilla más de 600 millones de dólares en taquilla y se convirtió en un clásico del género para muchos, aun con sus defectos.
Hoy diez años después de la primera entrega se pudo ver en los cines MAMMA MIA 2:VAMOS OTRA VEZ dirigida ya no por Phyllida Loyd sino por el cineasta Oliver Parker.
Esta secuela nos ubica cinco años después de los acontecimientos de la primer película, aquí la divertida y soñadora Donna (Meryl Streep) ha fallecido y su hija Sophie (Amanda Seyfried) está decidida a honrarla convirtiendo su hotel "BELLA DONNA" en el más importante de la isla y por ello ha planeado una importante reinauguración junto al nuevo gerente el señor Cienfuegos (Andy Garcia). Sin embargo, la distancia ha afectado su relación con su esposo Sky (Dominic Copper) y al verla enfrentando los retos de una mujer adulta acuden en su auxilio sus consejeras Tanya (Christine Baransky) & Rosie (Julie Walters), eternas amigas de su madre y quienes por medio de flashbacks sobre el pasado de Donna le hacen ver lo importante de afrontar con madurez los duros retos de la vida.
Algo que debemos destacarle a esta esperada película es claramente su hermosa música, pues no solo tenemos el privilegio de escuchar los clásicos de ABBA sino que estos están inmersos dentro de la película como un complemento perfecto de diversas historias (en covers de increíble calidad), estos se juntan en un guión estructurado y dan como resultado algo con más sentido cinematográfico que su antecesora.
Aquí la historia de Sophie y sus tres padres Harry (Colin Firth), Bill (Stellan Skarsgard) y Sam (Pierce Brosnan) si bien está presente pasa a segundo plano, puesto que no solo vivimos el presente, sino que retrocedemos para conocer sobre la juventud de Donna, su paso por la Universidad de Oxford y sus viajes por el mundo que la llevaron a toparse con quienes serían los amores de su vida.
De esta forma entendemos MAMMA MIA 2 como dos narraciones alternas con características propias de desarrollo, tono de personajes y atmósferas. En lo personal nos quedamos con el pasado, pues ver a Lilly James como Donna Sheridan resultó un placer para la vista y el oído y no porque no extrañemos a Meryl sino porque esta joven actriz logra darle ese espíritu de libertad y resistencia, que tanto identifica al personaje y da credibilidad a la idea de que su versión se convertirá en la mujer madura que amamos.
Continuando con el pasado lo cierto es que resulta una aventura más emocionante e inspiradora; de hecho los cambios de narrativa en la película aunque bien logrados son molestos, pues hubiésemos preferido tener un tono claro y no divagar tanto entre las líneas de tiempo.
Los aspectos técnicos como la fotografía a cargo de Robert Yeoman, así como los números musicales a cargo de Anne Dudley destacan por su espectacularidad y aprovechamiento de los espacios, tanto los reales como los de set, (aquí podemos ver más paisajes y menos maquetas), eso le da mayor credibilidad a la historia como producto para cine y la destaca como un musical bien pensado y con una dirección.
Oliver Parker el director, no abandona el guion por obligar a los personajes a cantar sin cesar (como suele pasar en otros musicales), sino que da pausas entre escenas y permite un respiro para el espectador y por tanto hace del metraje algo más dinámico (aun siendo más larga que la anterior).
En general esta nueva entrega funciona bien como complemento de su original resultando en una mejor precuela que secuela; lo anterior con relación a una imponente pero desubicada Cher y la línea de tiempo del presente, que palidece por ser menos emocionante que su novato pero talentoso alter-ego. La unión de las dos historias no sale del todo perfecta pero es lo suficientemente coherente para no entorpecer su desarrollo, resultando en una película con ritmo y capaz de mover los sentimientos del público.
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