Un sueño que empezó en 1993 con la imaginación de George R.R. Martin tuvo ayer uno de sus momentos más importantes. GAME OF THRONES o Juego de Tronos tuvo su último capítulo en la noche del domingo 19 de mayo. El drama de fantasía medieval producido por HBO y que adaptó las cinco novelas principales de la saga "Canción de Hielo y Fuego" de Martin cerró con el sexto capítulo de su octava temporada. Con los ojos del mundo puestos en el cierre de este fenómeno cultural las expectativas eran muy altas.
David Benioff y D. B. Weiss creadores de la serie nos llevaron durante ocho años por los paisajes del continente ficticio de Westeros y el lejano oriental Essos, en dichos territorios vimos pasar la dura lucha de grandes casas de nobles por el control del afamado e infame "Trono de Hierro" el símbolo del poder y la supremacía, que significó para muchos una muerte horrible, en medio de un juego de apuestas y estrategia para gobernar.
La octava temporada nos mostró el clímax del conflicto entre las dos monarcas de Westeros, Cercei Lannister y Daenerys Targaryen, la primera llegando a ser reina tras las muerte de sus hijos herederos y la segunda llegando de otro continente a reclamar el trono que le fue arrebatado a su familia y por el cual alega su derecho natural.
En medio de eso teníamos a las casas sobrevivientes que de un bando y otro defendían a su gobernante "legitima". Los Stark principales protagonistas de la serie se alzaron nuevamente como la familia más poderosa del Norte y nobles defensores de la amenaza de los Caminantes Blancos, criaturas tenebrosas cuyo objetivo era arrazar con todos los Reinos y reclamarlos para el Rey de la Noche.
Los seis capítulos que componen la última temporada de la serie se dividieron en dos arcos: la batalla contra el ejercito de muertos y la lucha por el control del trono, en tres episodios cada uno. Y ante la magnificencia del conflicto y la expectativa sobre quién ocuparía la silla de espadas tenemos la temporada más floja en argumento de la serie, pero sin duda la de más espectacular producción.
Todo empezó con dos episodios más que introductorios "Winterfell" y "Un Caballero de los Siete Reinos" en los que se nos planteó el claro sentido de rebeldía de los nobles del Norte por la reina Daenerys y se nos permitió ver momentos entrañables entre los muchos personajes, que a parte de complacer a la audiencias la encariñaron aún más y los anticipaban para lo que sería la batalla contra el Ejercito de los Muertos.
"La Larga noche" no solo fue el episodio más largo de la serie, sino que nos presentó la batalla más impresionante que se hubiese visto en la televisión, con grandes momentos y una acción incesante, sin duda fue el punto más emocionante de la temporada. Aunque tuvo un problema de iluminación que por momentos pierde al espectador y no permite percibir lo que sucede con claridad.
Lamentablemente las cosas fueron en declive desde el 8x4 "El Último de los Starks" un nuevo episodio introductorio que nos muestra los resultados que dejó la derrota del Rey de la Noche y la clara desventaja de las fuerzas de Daenerys para invadir Kingslanding tras la muerte de su segundo dragón Rhaegal (a manos de Euron Greyjoy). Si bien es un capitulo emocionante que distribuye una primera parte calmada y una segunda que no da respiro las acciones de los personajes parecen insensatas, todo parece estar pasando demasiado rápido y guiado a un solo propósito: convertir a la Madre de Dragones en una posible amenaza ante su creciente ira contra la gente de Westeros y la provocación de Cercei.
"Las Campanas" significó el clímax de la serie con la invasión del ejercito de Daenerys y del Norte a la capital. Fue un episodio sin tregua que mostró el desenlace de muchos personajes y transformó por completo el panorama de la guerra, pues en una angustiante batalla Daenerys pierde la razón e incendia por completo Kingslanding. Una decisión que despertó amores y odios entre los fans que critican el afán de los creadores por hacer de la Madre de Dragones una antagonista. En nuestra opinión fue una batalla definitiva mal ejecutada, que dió soluciones facilistas a conflictos que llevaban años gestándose y que resulta totalmente anti-climática. Es una batalla que pasa a ser una masacre, dañando el desarrollo de varios personajes vitales con resultados demasiado precipitados.
Finalmente, podemos hablar de "El Trono de Hierro" como el insatisfactorio episodio final que como supusimos trajo la muerte de Daenerys y la elección del nuevo gobernante de Westeros, que cayó en los hombros del Stark menos esperado. El capitulo en general no cuenta mucho, parece no saber cómo resolver la historia y deja demasiados cabos sueltos. Tiene sus momentos de gloría pero maltrata injustificadamente personajes que merecían un mejor cierre o destino y tras venir de dos episodios frenéticos este pierde ritmo y nos deja con ganas de ver un mayor conflicto político por el destino del trono. Todo parece resolverse demasiado fácil tras la caída de la reina Targaryen y eso no parece en resumidas cuentas demasiado creíble.
GAME OF THRONES terminó con una decreciente calidad narrativa y una creciente calidad de producción, visible en su estupenda fotografía que manejó la atmósfera fría del primer arco y la cálida del segundo; así como en su increíble diseño de producción en escenografías, vestuario y maquillaje y en la gloriosa música de Ramin Djawadi. Todo se vio inmenso, espectacular y épico a la par que la historia se veía cada vez más sesgada por una temporada que claramente debió extenderse un poco más.
Sin embargo, los visibles defectos de guión no le quita a la serie lo que significó a nivel cultural pues no solo hizo de las novelas de Martin éxitos editoriales enormes, sino que dio origen a un nuevo auge de la fantasía épica que no se vivía desde El Señor de los Anillos. La gran ola de fans de la serie junto a los millones de productos en merchandising que derivaron de esta crearon una marca solida, que año a año se veía respaldada por los premios de la industria que recibió (es la serie más galardonada en los Premios Emmy) y la hicieron un producto difícilmente olvidable, convirtiendo a personajes como Jon Snow, Arya Stark, Daenerys Targaryen, Tyrion Lannister, el lobo huargo Ghost y el Dragón Drogon en verdaderos iconos de la cultura pop.
Sin embargo, los visibles defectos de guión no le quita a la serie lo que significó a nivel cultural pues no solo hizo de las novelas de Martin éxitos editoriales enormes, sino que dio origen a un nuevo auge de la fantasía épica que no se vivía desde El Señor de los Anillos. La gran ola de fans de la serie junto a los millones de productos en merchandising que derivaron de esta crearon una marca solida, que año a año se veía respaldada por los premios de la industria que recibió (es la serie más galardonada en los Premios Emmy) y la hicieron un producto difícilmente olvidable, convirtiendo a personajes como Jon Snow, Arya Stark, Daenerys Targaryen, Tyrion Lannister, el lobo huargo Ghost y el Dragón Drogon en verdaderos iconos de la cultura pop.
La octava temporada de Juego de Tronos no es el final que hubiésemos querido para la historia de Westeros pero es aquella que se nos dio y tendremos que aprender a vivir con las decisiones que se tomaron. Pues más allá de lo que los fans esperábamos está la visión de George R.R. Martin y el cierre que él sugirió para su mundo. Que como ahora sabemos solo es el principio, pues HBO ya prepara series derivadas de este mundo de fantasía.
¡Los vientos del invierno han menguado y el sueño de la primavera se hace presente!
Nuestra calificación: 7/10
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