Saludos aventureros, hoy les compartimos una nueva reseña, nuestra opinión de la cinta 'Los Chicos de la Banda' de Netflix. Esta es una adaptación de la clásica obra de teatro de Mart Crowley que ya fue llevada al cine en 1970 por el director de 'El Exorcista', William Friedkin y que ahora se renueva bajo la dirección del director ganador del Tony, Joe Mantello.
Sinopsis: Esta historia que combina comedia y drama presenta a un grupo de hombres gay que se reúnen a celebrar un cumpleaños en la Nueva York de finales de los 60´s. Lo que comenzó como una animada celebración en el apartamento de nuestro protagonista Michael (Jim Parsons) se transforma con la bebida y la música en una velada que expondrá las fisuras que existen entre él y sus amigos, cuestionando su concepto de solidaridad.
Nuevamente, Netflix se arriesga con reboots de historias icónicas, como ya lo ha hecho con la recién estrenada 'Rebecca' (reseña muy pronto), presentando a un nuevo grupo de protagonistas de un filme que apunta con toda a competir en temporada de premios. 'Los Chicos de la Banda' edición 2020 surge como un modo de refrescar el aclamado guion de Broadway trayéndolo a las tendencias narrativas y estéticas de un mundo que ve con mayor aceptación la diversidad de género pero que aún lidia con la opresión, los prejuicios y el miedo a lo diferente, en esencia un relato nuevamente pertinente que destaca con un elenco completamente gay de actores reconocidos de Hollywood que explota su potencial en medio de un colorido e intimo espacio de acción.
Opinión
El encanto del filme, de poco más de dos horas de duración, radica en los diálogos y los contrastes entre sus protagonistas que en medio de sus grises, excéntricas o frustradas personalidades encuentran un aspecto en común: la oportunidad que se les ha negado de amar libremente. El director Joe Mantello conserva con astucia la elocuencia y el ritmo de una puesta teatral (ganadora del Tony en 2019) mientras lleva al espectador a una catarsis de sentimientos en medio de una nostalgia de época que se evidencia con la colorida atmosfera y el encantador vestuario.
A nivel de interpretación, entre el increíble casting brillan Zachary Quinto (Harold) y Jim Parsons (Michael) que apropiadamente luchan por apoderarse de la atención y llevan el hilo de un juego de decisiones trascendentales y guiños bien disfrazados gracias a su mordaz estilo de representar la soledad, el inconformismo y el miedo, trabajos impecables que se suman a sus icónicas carreras. De un modo más leve aunque igualmente encantador los actores Matt Bomer (Donald), Tuc Watkins (Hank), Andrew Rannells (Larry) y Brian Hutchison (Alan) ofrecen papeles secundarios que sin decir mucho expresan demasiado gracias a su potente uso del lenguaje corporal.
Los demás, Charlie Carver (Cowboy), Michael Benjamin (Bernard), Robin de Jesús (Emory) hacen lo propio divirtiendo y conmoviendo en su justa medida.
La película llega al clímax en un intenso encuentro entre el lado oscuro de los personajes, sus rivalidades, inseguridades y misterios que trascienden los muros del departamento y los exponen a un mundo agreste, desconocido e incierto. A los pies de los grandes movimientos por los derechos LGTBQ+ en Estados Unidos los chicos de la banda se prometen lealtad aún tras la discordia y corren tras un sueño que aún hoy sigue buscando puerto.
Algo que quizás se pierde y se extraña en esta versión de la historia es el tono sombrío y casi noir que se le daba a New York y al apartamento de Michael, representando muy bien la oscuridad y la opresión a la que se veían expuestos los personajes en sets donde todo era manipulable y tenía un significado. En esta cinta directa para streaming se debe recurrir a otro tipo de recursos (flashbacks) o a los encantadores rostros de los actores para compensar la perdida de contundencia en la cinematografía, defecto que atribuimos a Ryan Murphy (American Horror Story; Hollywood) que en su afán de exaltar la era dorada sacrifica la coherencia de la vida queer urbana en ese momento.
Conclusión
'Los Chicos de la Banda' es de esas historias que dan mucho de qué hablar y aunque las comparaciones son odiosas para los que vieron la primera adaptación (1970) resaltando grandes diferencias a nivel del uso de la cámara y el manejo de los dos arcos, separados por intensidad dramática y tono, así como por el carisma que unos personajes no alcanzan en esta versión de Netflix. Lo importante más allá del debate, es que la nueva película actualiza y mantiene fresco a nivel teatral y cinematográfico el legado de un relato revelador sobre la identidad humana.
Nuestra calificación: 7/10
¡Gracias por leernos!
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